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Estar triste, sin humor, con pocas ganas de hacer cosas, no disfrutar ya con las que habitualmente lo hacía, es también una de las experiencias que nos ofrece la vida. Decepciones, un desengaño emocional, o la pérdida de algún ser querido, son sólo unos ejemplos de lo que podemos decir una tristeza reactiva, resultado de estas experiencias. Pero es evidente que con el tiempo, y a medida que vamos viviendo nuevas experiencias, vamos superando esta tristeza y intentamos afrontar la vida con la experiencia pasada e intentando mirar hacia un futuro mejor. Pero cuando la intensidad de la tristeza o por su persistencia, nos perturba la vida, lo polariza todo, nos invade los pensamientos, nos desdibuja la realidad con un pesimismo persistente y no habitual en nosotros, y poco a poco nos vamos acercando a la depresión.

Como comienza la depresión:

Cuando ya no sólo sentimos tristeza sino que empezamos a sentirnos cansados, pesimistas, con sensación de estar enfermos, con falta de motivación e ilusión por el cotidiano, y donde cualquier cosa es un problema, y ??momentos en los que perdemos la motivación para continuar "luchando" ante lo que antes era simplemente el día a día. La tristeza ya es una Depresión, una enfermedad que puede manifestarse y evolucionar de forma diferente en su gravedad (depresión mayor, la enumerada distimia, etc.,)

Que está pasando:

Se sabe que ciertos neurotransmisores como la serotonina están actuando pero la depresión nos altera los pensamientos, llenos de pesimismo, desesperación y pensamos que no estamos bien desde hace tiempo y poco a poco hemos ido empeorando. En la depresión, el estado de ánimo impide una reflexión objetiva, y están afectadas nuestras capacidades intelectuales, nuestro pensamiento y nuestra inteligencia se encuentran bloqueados por el estado de tristeza profunda, el dolor, la melancolía y el pensar que no podremos superarlo nos invade el pensamiento. En poco tiempo nos daremos cuenta de que necesitamos ayuda y lo más importante es no demorarla o querer creer que ya pasará por sí sola. Necesitamos el apoyo de un equipo especializado.

Dr. Josep Rebordosa. Psiquiatra.